Al enfrentar la demencia es normal experimentar sentimientos de pérdida, culpa, abandono y enfado cuando le diagnostican Alzheimer o cualquier tipo de demencia a un ser querido. La enfermedad te lo irá hurtando poco a poco. Y aceptar, de entrada, que esa persona a la que tanto quieres irá diluyéndose lentamente, hasta convertirse en una sombra de quien fue, se hace duro.
Con la llegada a casa de una demencia, debemos tener claro que ésta va a marcar un antes y un después en nuestro hogar y en nuestras vidas. Va a generar un enorme y terrible impacto emocional, físico y psicológico, tanto en el enfermo como en su entorno más querido.