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¿Cómo es cuidar a un familiar con Alzheimer?

Publicado por ASISTED el 9 abril, 2019

Cuidar familiar con Alzheimer

Cuidar a un familiar con alzheimer es sacrificar tu vida desinteresadamente para hacer la de un ser querido mejor es un acto de altruismo poco común cuando debería ser normal e innato en el ser humano.

Desempeñar la función de cuidador por voluntad propia es una de las pruebas de amor incondicional más grandes que existen. Y lo que experimentas en ese papel deviene uno de los mayores regalos encubiertos de la vida.

Cuidar de alguien a jornada completa es duro, agotador, y está poco reconocido, sí. Pero también es tan gratificante, tan espiritual, tan revelador y tan valioso para el crecimiento personal, que nada de lo malo vivido, o por vivir, puede compararse con ello.

Todo depende del prisma desde el que mires y entiendas tu realidad. Todo se rige por la actitud y mentalidad con que afrontes los obstáculos del camino. En tus manos está hundirte o flotar.

No cometas el error de malgastar el preciado tiempo que te queda junto al enfermo culpándote.

No desperdicies ni un solo minuto del día pensando en algo que no sea positivo y constructivo. Vive. Sé feliz. Aprovecha el momento presente.

Sácale el máximo rendimiento a tu experiencia. Entiéndela como una oportunidad de oro para crecer y enriquecerte, para madurar y ser mejor persona.

No te castigues. No te prohíbas reír y disfrutar. Date cuenta de lo fútil que nuestra existencia llega a ser. Y valora cada segundo de tu vida y de la suya.

Quiérelo como si éste fuera a ser el último día de su vida. Recuerda que mañana ya no estará a tu lado.

El Alzheimer es el tipo de demencia degenerativa más grave y frecuente. La causa que lo provoca se desconoce, aunque existen varias teorías al respecto que abarcan tanto lo genético como lo ambiental.

Mientras que otras demencias se pueden tratar y son reversibles, la enfermedad de Alzheimer es incurable y terminal.

Se caracteriza por afectar aquellas regiones cerebrales que controlan el lenguaje, el pensamiento, la memoria, la percepción, el comportamiento emocional, la personalidad y las habilidades cognitivas.

Sus síntomas y efectos evolucionan y empeoran a lo largo de los años. A medida que progresa la enfermedad, la persona pierde de forma gradual la capacidad de tomar decisiones, discernir, comunicarse, expresarse y moverse.

El Alzheimer ataca a las funciones cerebrales provocando que el enfermo olvide y desaprenda. Con el tiempo, olvidará quién es y quién fue.

Olvidará también quiénes son y fueron sus familiares y amigos. Y cómo organizar y estructurar su vida. Y olvidará cómo desenvolverse en el mundo y cómo cuidar de sí mismo.

A su vez, desaprenderá cada una de sus funciones biológicas hasta que muera, tras un periodo final en el lecho, por complicaciones relacionadas con la enfermedad.

Con el avance del deterioro mostrará confusión mental, irritabilidad, agresividad, cambios de humor, trastornos del lenguaje y la conducta, pérdida completa de la memoria y de la identidad, y aislamiento del entorno que lo rodea.

El Alzheimer se suele dar más comúnmente en personas mayores de sesenta y cinco años. Cuando aparece antes de esa edad, se conoce como Alzheimer precoz.

¿Qué me espera como cuidador de un familiar con alzheimer?

Un camino muy largo por delante y una de las experiencias más enriquecedoras y duras por las que cualquiera pueda pasar.

¿Qué consejos le darías a un cuidador primerizo?

No te engañes convenciéndote de que tu ser querido no irá a peor, porque así será. Ése es el destino que lo espera, y eso es algo que no puedes cambiar.

No pierdas el tiempo negándolo. Acepta el imponderable, desde el altruismo y la generosidad. Actúa desde el amor y el cariño.

Déjate guiar por tus instintos y emociones. Asegúrate de contar con un buen colchón de apoyo para hacer que el cuidado sea más llevadero.

No te anules como individuo. No te olvides nunca de quién eres, de sonreír y de seguir soñando. Permítete errar. No seas demasiado exigente contigo mismo. Perdónate. Y cárgate de paciencia, de mucha paciencia, porque vas a necesitarla.

¿Qué puedo esperar como cuidador de un familiar con alzheimer?

Cuidar de un enfermo de Alzheimer es como estar subido con él en una gigantesca montaña rusa, extrema y pletórica de emociones.

Cada día será distinto, y cada minuto de éste, diferente. Cuidar y ser cuidado implica experimentar un amplio abanico de sentimientos por ambas partes: amor, compasión, felicidad, paz, angustia, preocupación, estrés, cansancio, irritabilidad, enfado, miedo y nerviosismo serán los más recurrentes.

Céntrate en los positivos y descarta los negativos. El cuidado del Alzheimer no es sencillo. Padecer de Alzheimer tampoco lo es. Escúchalo.

Interpreta sus emociones y comprende sus estados. Asiste a tu ser querido para hacer que viva sintiendo en positivo. E intenta capear los altibajos emocionales con sosiego, comprensión y mucha energía positiva.

Los enfermos son como esponjas. Absorberán lo que emane de ti. Cuanto más tiempo pases con ellos, más crearán cierta simbiosis contigo, más proyectarán lo que tu ánimo refleje. Si transmites calma y dicha, estarán más tranquilos, se sentirán más seguros y se verán más capaces y motivados.

Si muestras enfado e incomprensión y eres poco flexible, estarán más malhumorados, deprimidos e inquietos, y se sentirán más inseguros, incómodos e incapacitados. Las buenas emociones te hacen la ruta más fácil. Las malas sólo te complican las cosas y no te aportan nada excepto más sufrimiento.

Sobre tus necesidades

Eres un ser humano con sus sentimientos, pensamientos y necesidades propias. Es lógico. Es comprensible. Y no es malo.

No te sientas culpable por pensar en ti, por querer tener algo de tiempo y espacio para poder ser quien realmente eres.

Es importante que encuentres momentos para estar contigo, para salir y oxigenarte, para relacionarte con amigos y conocidos, para dejar de pensar en el enfermo y vivir un poco.

Atiende a tus necesidades y prométete satisfacerlas el máximo posible. Cuanto más feliz, relajado y pleno te sientas, mejor cuidador serás.

¿Qué hago si me siento desbordado?

1. Reconoce el problema. Sé honesto contigo mismo.
2. Pide ayuda a tu familia y entorno cercano.
3. Visita a un psicólogo.
4. Fuérzate a tener más tiempo para ti.
5. Replantéate las necesidades del enfermo y las tuyas propias, e incorpora una ayuda adicional.

Las relaciones emocionales y los sentimientos, tanto positivos como negativos, lo son todo en la asistencia a un afectado de Alzheimer.

El enfermero va a precisar de una asistencia personalizada centrada en la empatía y comprensión hacia el que sufre la enfermedad y los problemas que esta ocasiona en su comportamiento.

Paciencia, perseverancia, generosidad y ternura son virtudes que debe esgrimir cualquier asistente que trate con enfermos neurodegenerativos.

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