La soledad en las personas mayores es una de las problemáticas más importantes en la…
El impacto de la soledad y las necesidades de asistencia
Datos según el impacto de la soledad muestran que en 2017, según datos del INE (Instituto Nacional de Estadística) 4,7 millones de personas viven solas en España. Una cifra que representa el 25,4% de los hogares españoles. Casi dos millones de éstas, es decir casi un 50%, tienen 65 o más años. Y un 71,9% de estos dos millones son mujeres. La mayoría de los hogares unipersonales están formados por hombres solteros (58,3% del total de ellos) y mujeres viudas (47,5% del total de ellas). En 2033, la población de 65 y más años supondrá el 25,2% del total de la misma.
La soledad impuesta no es lo mismo que la soledad por elección. Genera un impacto negativo en las personas mayores como es el aislamiento, la dejadez, la desidia, los malos hábitos de alimentación y descanso, no seguir rutinas, abandono y depresión, entre otros.
Esta realidad de muchos incide perjudicialmente en su calidad de vida y deriva en serios problemas de salud físicos y mentales como las demencias, accidentes en el hogar, caídas, desnutrición, deshidratación, no realizar visitas médicas, no tomar la medicación adecuadamente, etcétera.
Más datos a cerca de la soledad en ancianos:
Así, la soledad en los mayores se considera uno de los grandes problemas sociales. Según Javier Jiménez, presidente de la Asociación de Investigación, Prevención e Intervención del Suicidio (AIPIS), asegura que la soledad es la principal causa de los suicidios en la población de la tercera edad. «Los mayores de 70 años son rápidos a la hora de planear un suicidio. Casi nunca dan señales y lo ocultan hasta el último momento».
Por otro lado, Andoni Anseán, presidente de la de la Sociedad Española de Suiciología y de la Fundación Salud Mental España (FSME), afirma que «una característica de la tercera edad es dejarse morir.
La persona en cuestión deja de comer y beber o no se toma los medicamentos recomendados. Es lo que se denomina suicidio por abandono”. E incide en ciertas características propias de las personas con edades elevadas, como las enfermedades graves, los diagnósticos complicados o el hecho de que a esas edades es más probable que se haya perdido la pareja con la que se ha compartido la mayor parte de la vida.
La realidad lamentablemente es que muchos son los mayores que viven solos y que por desgracia se encuentran en riesgo de exclusión social o ya lo están. No cuentan con un entorno con el que exista una interacción social (amigos, vecinos, familia), o tienen familiares que no se preocupan de ellos. Es desgarrador cuando escuchamos en las noticias que se ha encontrado a un anciano fallecido en su hogar pasado un tiempo. Esa es la cara más amarga del impacto de la soledad en nuestros ancianos.
El impacto de la soledad no deseada
Muchas personas mayores a las que hemos prestado y prestamos nuestros servicios, se encontraban muy solas.
El impacto de la soledad está cada vez más presente en nuestra sociedad, sobre todo cuando por condicionamientos físicos, económicos o familiares, las personas se quedan aisladas. Pero también la soledad puede tener raíces endógenas en la personalidad y en una poca dedicación al crecimiento personal, y por tanto a la comprensión de los demás y de la realidad en general.
Entonces, ¿qué entendemos por soledad? El autor y especialista Enrique Álvarez define en su libro ‘La amistad en la edad avanzada’ (Geriátrika, 1996), el síndrome de la soledad como un «estado psicológico que sucede a consecuencia de pérdidas en el sistema de soporte individual, disminución de la participación de las actividades dentro de la sociedad a la que pertenece y sensación de fracaso en su vida”.
Para la psicóloga Lourdes Bermejo, “la soledad es una experiencia subjetiva que se produce cuando no estamos satisfechos o cuando nuestras relaciones no son suficientes o no son como esperaríamos que fueran” (2005).
Por lo tanto, la soledad es un sentimiento puramente subjetivo que tiene una importante incidencia en la percepción de vida propia de los ancianos, en sus relaciones con su entorno, en su autoestima y, por ende, en su calidad personal de vida. El impacto negativo de este sentir afectará la persona mayor en todos los ámbitos de su vida.
Todos aquellos sentimientos negativos directamente relacionados con la falta de relaciones sociales, la baja percepción de uno mismo y respecto a la vida, y la subjetividad propia de sentirse solo, contando o no con compañía, se hacen invisibles y agravan en los contextos de crisis.
Los efectos de la soledad en las personas mayores
Veamos los efectos que puede producir la soledad sobre el individuo y las soluciones que proponemos para evitar dicha soledad.
Impacto de la soledad sobre el individuo…
Según la escala Este-R de la Universidad de Granada (2009) existen cuatro tipo de soledad.
- Soledad familiar: no tener familia o tenerla y no poder contar con su apoyo y valoración.
- Soledad conyugal: ausencia de amor en la pareja porque la relación no funciona o por la pérdida del cónyuge. La pérdida del marido o la esposa es una encrucijada vital en la persona que enviuda cuando tiene lugar en la etapa del final de la vida por el gran impacto emocional que genera y las nuevas complicaciones que surgen al tener que afrontar la vida sin la presencia de su otra mitad.
- Soledad social: se da cuando se producen carencias en la interacción social de la persona mayor y la merma o ausencias de relaciones sociales con su entorno. Se puede producir un retraimiento de la persona mayor respecto al mundo que le rodea y un encierro en sí mismos.
- Crisis existencial: un conflicto que se produce por un conflicto de la persona respecto a su autopercepción. Cuando nos encontramos que el individuo pierde las ganas y el sentido de vivir. Las crisis existenciales tienen lugar en particular con una pérdida importante, ya sea de autonomía, salud o de una persona querida.
Soluciones para evitar la soledad…
- Hablar con un especialista para tratar la depresión y la apatía a través de la comunicación y de un tratamiento farmacológico o no farmacológica.
- Forzarse a seguir una rutina diaria que incluya una alimentación y un descanso saludables.
- Establecer nuevas relaciones sociales: apuntarse a cursos y actividades para personas mayores donde poder conocer a gente nueva y entablar nuevas amistades.
- Si la persona mayor tiene familia, esta debe involucrarse más en la vida de su familiar haciéndole sentir válido y útil, lo que aumentará su sentido de vida y hará que recupere un sentido de ser.
- Hacerse socio de un Club de Jubilados o de cualquier actividad que haya disfrutado a lo largo de su vida: lectura, punto, petanca, dominó, cartas, viajes…
- Salir de casa, pasear, socializar y comunicarse con otras personas.
- Fomentar los hobbies personales o integrar nuevas distracciones.
- Acudir a asociaciones de voluntariado para personas mayores.
La soledad de la persona mayor puede evitarse, integrando en su vida la figura de un asistente profesional que pueda aportarle actividad, alegría, compañía y conversación, además de ayudarle con aquellas cosas que no puede realizar por sí misma con la limpieza del hogar, comprar, preparar comidas y brindarle tranquilidad y seguridad. Los ancianos que se sienten solos, todo lo que necesitan es ser escuchados, comunicar y sentir que su vida tiene un propósito.