En febrero de 2018, un grupo de expertos en demografía y del sector médico remarcaron el problema del envejecimiento de la población. Afirmando que nos encontramos ante un proceso irreversible del envejecimiento de la población y que se necesita recurrir a políticas socioeconómicas para afrontarlo. Y así lo hicieron saber durante la sesión de ‘Demografía y Longevidad en España 2030’.

El catedrático de Geografía Humana de la Universidad Complutense de Madrid, Rafael Puyol hizo unas declaraciones. Recalcó qué pasará en el año 2030. “Un 25% de la población tendrá más de 65 años, habrán 3,6 millones de octogenarios y el sistema de pensiones, si se paga únicamente por reparto, será insostenible». Agregó que «otra cosa sería que se financiase no sólo por las cotizaciones sociales y se tendiera a una opción mixta”.

Dicho catedrático, pidió que se pongan en marcha políticas socioeconómicas para evitar los efectos de esta avalancha. Destacó que la tasa de dependencia (trabajadores ocupados por jubilados) actualmente es de 1,9.

La inversión de la pirámide poblacional

En este sentido Puyol advirtió que «el nivel mínimo debería ser el 2,5 para resultar sostenible, pero en 2030 se puede llegar al 1,3”. Algo sumamente preocupante. Estamos ante la inversión de la pirámide poblacional y el número de población envejecida se triplicará en los próximos diez años. Algo que los miembros del tercer sector ya estamos comenzando a observar.

Puyol, apuesta por un sistema nacional de pensiones en el que las personas que coticen en activo paguen las pensiones de los jubilados del momento. Como sucede en la actualidad, pero haciendo que el dinero no vaya a una hucha común, sino a cuentas individuales, como primera medida.

Puyol declara que «ya ha nacido la generación en la que el 50% de los miembros llegarán a los 90 años y que España es un país mayor”. Y aboga por «el uso de umbrales móviles para medir el envejecimiento». Es decir, que no se considere de manera estipulada que a partir de los 65 años una persona es mayor, sino que el límite varíe en función de la esperanza de vida.

El catedrático de Fisiología de la Universidad de Valencia, José Viña, remarca que «la creencia actual es que hay un límite de la longevidad de 111 años». Aunque señala que la cuestión principal es que cada vez hay más personas mayores. Alertando que en 2020 uno de cada tres mayores de 65 años será dependiente y que en 2050 habrá un dependiente mayor de 65 años por cada uno que no lo sea.

Consecuencias del envejecimiento demográfico

El envejecimiento demográfico genera cambios de todo tipo en la sociedad. Cambios económicos, políticos y sociales que demandan una adaptación de las instituciones vigentes para que les sea posible seguir cumpliendo las finalidades para las que fueron creadas.

El envejecimiento de la población repercute sobre la tasa de crecimiento económico porque afecta a la población en edad de trabajar. También a la tasa de ahorro, a la propensión al consumo, al espíritu emprendedor y a los mercados financieros, entre otros.

Existen modelos de simulación económica que intentan evaluar la clase y magnitud del impacto. Muchos organismos afectados han realizado cuantiosos informes proponiendo nuevas soluciones.

El coste de mantener a una población envejecida

El incremento del coste de mantener una población cada vez mas envejecida afecta tanto a los sistemas de protección social públicos como a los privados, si bien de forma distinta.

En el caso de los sistemas privados capitalizados, el mayor coste de proteger la contingencia de la vejez suele recaer sobre los individuos, en forma de menor cuantía de las prestaciones. Mientras que en el caso de los sistemas públicos de reparto, son las finanzas públicas las que deben soportar el incremento del gasto poniendo en peligro que sea sostenible a largo plazo.

El envejecimiento de la población crea nuevas realidades sociales que plantean importantes desafíos a los sistemas de protección social. Para los campos de la salud y la asistencia sanitaria será un enorme reto pero las situaciones, cada vez más abundantes, de dependencia de las personas ancianas constituirán el principal y mayor de ellos.