Cuando hablamos de cuidados del adulto mayor nos referimos a aquellas acciones que realizamos para…


Empatía en el sector de los cuidados
La empatía en el sector de los cuidados es considerada una de las competencias básicas de los profesionales en el siglo XXI. Se puede definir como la capacidad de comprender las emociones, experiencias y perspectiva de los pacientes y de sus familiares sumado a la capacidad de comunicar este entendimiento.
Es fundamental que el personal sanitario tenga la capacidad de comprender lo que el paciente siente para anteponerse a sus demandas. Además, mantener una comunicación fluida y saber escuchar es vital para garantizar la calidad asistencial y la satisfacción del usuario.
En ASISTED consideramos la empatía una de los principales cualidades que debe tener cualquier persona que dedique su vida profesional al sector de los cuidados. Este tipo de capacidad es tan importante como el nivel de formación o la experiencia profesional.
La importancia de la empatía con el usuario
Dedicamos nuestro día a día a asistir a personas vulnerables que pueden llegar a sentir incomodidad cuando llega una persona desconocida a su entorno más íntimo, su hogar. La empatía se convierte en una herramienta necesaria para conseguir que el asistido se sienta cómodo y seguro.
No requiere compartir opiniones ni sentimientos pero sí requiere una escucha activa y de una cierta distancia a nivel afectivo y cognitivo. Precisamente en eso se distingue de la simpatía, que podríamos definir como el afecto natural y espontáneo que surge sin que intervenga inteligencia o voluntad y consiste en experimentar los mismos sentimientos de otra persona. Por ejemplo, si vemos que está alegre nos alegramos y si vemos que esta triste nos entristecemos.
Además, entender las necesidades del usuario permite a los asistentes actuar de forma proactiva y anteponerse a sus demandas para brindar un servicio eficaz y personalizado que puede mejorar considerablemente su calidad de vida.
¿Cómo podemos fomentarla?
En primer lugar es importante comprender la situación y los sentimientos del usuario. El miedo, la desconfianza, el duelo ante la pérdida de capacidades cognitivas… Muchas de sus preocupaciones y gustos los podemos conocer escuchando y prestando atención a sus rutinas y hábitos.
Es importante que la otra persona se sienta escuchada y para ello debemos respetar sus tiempos e intentar no interrumpir. Es necesario que tenga la libertad de expresar sus sentimientos de la forma en que se sienta más cómoda.
En este sentido también es fundamental la comunicación no verbal. Todos los gestos, la postura corporal, miradas, silencios y otras acciones pueden proporcionarnos mucha información sobre cualquier persona.
También es necesario realizar un proceso de reflexión y análisis sobre la situación del usuario, su historia, el contexto que le rodea y nuestras actuaciones diarias. Un mismo hecho puede afectar de distinta forma a cada persona, por eso es imprescindible dejar de lado los prejuicios y opiniones personales. Lo que buscamos es entender cómo se siente la otra persona, no cómo nos sentiríamos nosotros en su lugar.