El blog del asistido

La soledad y sus efectos en los ancianos

Publicado por ASISTED el 22 enero, 2019

Soledad en España

La soledad es tema de preocupación, sobre todo en los ancianos. Particularmente en las ciudades y en aquellos países de Occidente donde el ritmo y presión del sistema nos empuja a tener menos tiempo para las relaciones humanas reales.

El auge de la aparición y uso de las nuevas tecnologías han sustituido la comunicación directa entre seres humanos. Generan un falso sentimiento de estar más conectados que nunca (pero no físicamente). Está acabando con algo tan necesario para el ser humano como es la interacción y los vínculos emocionales entre personas de forma directa.

Algo básico para el hombre y su supervivencia es el contacto directo y la colaboración entre personas. Es conocido por todos que la humanidad necesita de las relaciones e interacciones sociales directas para avanzar como conjunto.

No estamos hechos para estar solos. El impacto de la soledad impuesta, distinta a la soledad escogida por elección propia, conduce al aislamiento social y tiene un efecto directo nocivo sobre nuestra calidad de vida y salud.

La soledad social y personal es una de las más grandes preocupaciones, hoy en día, para los gobiernos y organizaciones mundiales. En particular para países desarrollados.

La soledad va en aumento año tras año. Así lo indican los estudios y estadísticas realizadas por distintos países. La soledad está considerada en la actualidad como una de las grandes epidemias del siglo XXI. Su incremento ha sido considerable en las sociedades del primer mundo en las últimas décadas y se ha convertido en una de las primeras problemáticas sociales presentes.

Tan solo que podría morirme

‘Tan solo que podría morirme’ es el título de un extenso estudio basado en 200 investigaciones y 300.000 individuos entre Estados Unidos, Europa, Asia y Australia. Afirma que «la soledad”, entendida como aislamiento social, «puede representar mayor amenaza para el sistema sanitario que la obesidad y la conexión social puede reducir en un 50% la muerte prematura» de quienes están solos.

Julianne Holt-Lunstad, responsable principal de este informe ya advertían en un pasado de la llegada futura de esta epidemia. Reafirma que «existen potentes evidencias de que la soledad aumenta el riesgo de mortalidad, y su magnitud supera muchos de los principales indicadores de salud habituales”.

La soledad abre la puerta a muchas patologías: depresión, apatía, dejadez en la higiene y en la alimentación, sedentarismo, angustia, enfermedades mentales y más.

¿Qué sucede con la soledad en España?

En España también nos sentimos y estamos solos. Un informe elaborado por la Fundación Axa y la Fundación ONCE ya advirtieron en 2015 que los españoles se sienten solos.

El estudio ‘La soledad en España’ informaba que «la mitad de la población española admite haber sentido, en algún momento, cierta sensación de soledad en el último año (2014). Uno de cada 10 españoles -más de cuatro millones de personas- se sentía solo con mucha frecuencia en ese mismo periodo. Un 20% de españoles vive solo y un 41% admite que no lo hace porque quiere sino porque no le queda otro remedio”.

En 2017, el INE (Instituto Nacional de Estadística) alertaba sobre el aumento de la soledad en España. Establecían que los hogares formados por personas solas había aumentado a 4,7 millones, un 25,4% del total de hogares españoles.

Según dichos datos, de las 4.687.400 personas que vivían solas en el año 2017, casi dos millones (un 41,8%) tenían 65 o más años y, de ellas, 1.410.000 (un 71,9%) eran mujeres. La mayoría de hogares unipersonales estaban formados por viudas (47,5% del total).

La asociación ‘Amigos de los Mayores’ han informado de que el número de personas mayores que viven solas está entorno a los 2 millones. ‘Amigos de los Mayores’ apostilla que: ”Este escenario obliga a abordar el fenómeno de la soledad en las personas mayores de una manera global en nuestro país, con políticas coordinadas entre instituciones y organizaciones especializadas en el bienestar de las personas mayores que impliquen a toda la sociedad”.

La soledad en los ancianos

La soledad en el domicilio, en particular cuando hablamos de mayores y ancianos, invita a muchas personas al abandono y su posterior deterioro. La persona pierde la referencia de sí misma y la perspectiva de su vivencia.

La soledad puede llegar a ser nuestra peor compañera y un abismo en el que podemos ir cayendo paulatinamente sin lograr ver un final.

La soledad lanza a muchos de nuestros mayores a un pozo sin fondo, oscuro y habitado por un sinfín de emociones y sentimientos negativos.

Es por ello que hay que rescatar a las personas que están solas para que no se aíslen conscientemente, brindarles lazos de comunicación e incentivarles a mantenerse activos y motivados.

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