El 19 de marzo se celebra el día del trabajo social, un momento crucial para…


El valor del trabajo social en la atención domiciliaria: una mirada desde la equidad de género
El trabajo social en la atención domiciliaria es un pilar fundamental para garantizar la calidad de vida de muchas personas en situación de dependencia. Más allá del apoyo asistencial, implica un acompañamiento humano que promueve la dignidad y la autonomía de quienes lo necesitan.
Con motivo del Día Mundial del Trabajo Social, queremos dar voz a quienes ejercen esta labor con compromiso y sensibilidad. En esta entrevista, las trabajadoras sociales de ASISTED nos comparten su experiencia bajo el modelo de Atención Centrada en la Persona (ACP), abordando los retos del sector y la importancia de la equidad de género en el ámbito del cuidado. Un ámbito en el que, históricamente, la mayoría de las profesionales son mujeres y en el que la valoración y el reconocimiento siguen siendo grandes desafíos.
-
¿Cómo llegaste a trabajar en la atención domiciliaria? ¿Qué te motivó a dedicarte a este trabajo?
Desde siempre me ha movido la empatía y el deseo de ayudar. Estudié Trabajo Social porque quería marcar una diferencia real en la vida de las personas, y la atención domiciliaria me permitió hacerlo desde la cercanía. Poder asistir a las personas en su propio entorno, respetando su historia y sus decisiones, me resulta muy enriquecedor, tanto a nivel personal como profesional.
-
¿Cuáles son los mayores retos que enfrentas en tu labor diaria como mujer trabajadora social en una entidad como ASISTED?
El mayor desafío es garantizar que cada persona reciba la atención que realmente necesita, respetando sus deseos y particularidades. A veces, los recursos son limitados y eso nos obliga a buscar soluciones creativas. También existe el reto de visibilizar y revalorizar el trabajo de cuidado, que sigue estando feminizado y muchas veces infravalorado.
-
¿Qué aspectos consideras clave para asegurar que las mujeres reciban una atención adecuada en sus hogares?
Escuchar y respetar su voz. Muchas mujeres mayores o en situación de dependencia han pasado toda su vida cuidando a otros y, cuando necesitan apoyo, les cuesta aceptarlo (e incluso pedirlo). Es fundamental hacerlas sentir protagonistas de su propia vida, adaptando la atención a sus preferencias y necesidades reales, no a lo que creemos que es mejor para ellas.
-
¿Has notado diferencias en la atención que requieren las mujeres en comparación con los hombres?
Sí, y en gran parte se debe a los roles de género que han marcado sus vidas. Muchas mujeres, sobre todo mayores, han asumido tradicionalmente el papel de cuidadoras y les cuesta priorizarse. Además, suelen enfrentarse a mayores riesgos de soledad o incluso violencia. Nuestro trabajo consiste en acompañarlas desde el respeto, ayudándolas a recuperar su autonomía y confianza.
-
¿De qué manera la equidad de género influye en tu trabajo diario?
Influye en todo. La equidad nos ayuda a entender que cada persona tiene necesidades y circunstancias distintas. No podemos aplicar el mismo enfoque a todos los casos. En mi trabajo, intento garantizar que tanto hombres como mujeres tengan acceso a un trato justo, sin prejuicios ni estereotipos.
-
¿Qué papel tiene el trabajo social en la promoción de la igualdad de género?
El trabajo social es clave para detectar desigualdades y generar cambios reales. Desde la atención domiciliaria, podemos dar voz a las mujeres en situación de dependencia o discapacidad, asegurando que sus derechos sean respetados y que reciban un apoyo digno y justo.
-
¿Cómo contribuyes a la visibilidad y empoderamiento de las mujeres en situación de dependencia?
Escuchándolas. Muchas veces, nadie les pregunta cómo se sienten o qué desean. Mi labor no es solo asistirlas, sino también hacerles sentir que su opinión importa y que tienen derecho a decidir sobre su vida. Desde pequeños cambios en su rutina hasta decisiones más importantes, todo suma para devolverles su protagonismo.
-
¿Qué impacto tiene la atención domiciliaria en la autonomía y bienestar de las mujeres mayores o con discapacidad?
Un impacto enorme. Permite que sigan en su hogar, rodeadas de su historia y sus recuerdos, manteniendo su entorno y vínculos sociales y con la comunidad; lo que les da seguridad y bienestar. Además, adaptando la atención a sus necesidades, logramos que mantengan su autonomía el mayor tiempo posible y por tanto su bienestar (físico, mental y/o emocional) y calidad de vida.
-
¿Cómo conmemoras el Día Internacional de la Mujer en tu trabajo?
Para mí, este día es una oportunidad para reflexionar sobre los avances logrados y lo que falta por hacer. En mi trabajo, lo conmemoro asegurándome de que las mujeres a las que acompaño (tanto personas usuarias, como personas cuidadoras del entorno familiar y/o emocional), cuidadoras de Asisted) se sientan escuchadas, valoradas y protagonistas de su vida.
-
¿Qué mensaje darías a otras mujeres que trabajan o quieren trabajar en el sector social?
Que su labor es valiosa y que no dejen que nadie les haga pensar lo contrario. Es un trabajo desafiante, pero también muy gratificante. La clave está en tener presente que cada gesto de apoyo y respeto genera un cambio real en la vida de las personas.
-
¿Qué avances aún faltan en la atención domiciliaria para lograr una igualdad plena entre géneros?
Hace falta más reconocimiento al trabajo de cuidado y mejores condiciones laborales para quienes lo ejercen. También es necesario diseñar servicios más inclusivos, que tengan en cuenta las necesidades específicas de las mujeres en situación de dependencia y/o discapacidad.
-
¿Qué cambios te gustaría ver en tu entorno de trabajo para mejorar las condiciones de las mujeres?
Me gustaría que se valorara más el derecho a decidir de las mujeres en situación de dependencia y/o discapacidad. A menudo se toman decisiones por ellas sin preguntarles, y eso debe cambiar. También sería importante mejorar las condiciones de las trabajamos en este sector.
-
¿Qué desafíos y oportunidades crees que enfrentarán las futuras generaciones de trabajadoras sociales?
El reto seguirá siendo la lucha contra la desigualdad, pero también hay grandes oportunidades. La sociedad está cambiando y hay más conciencia sobre la equidad. Las nuevas generaciones pueden consolidar estos avances y seguir promoviendo un cuidado más justo y humanizado, que promueva las fortalezas y habilidades preservadas de cada una de las personas. Que respete y fomente la individualidad de cada una de ellas, empoderándolas y entendiéndolas. Adecuando la asistencia y los servicios a sus necesidades, con el fin de permitir y respetar su desarrollo personal y llenando de sentido a su vida.
El trabajo social no solo transforma la vida de quienes reciben atención domiciliaria, sino que también es una herramienta clave para impulsar la equidad de género y dignificar el sector del cuidado. Como hemos visto en esta entrevista, la sensibilidad y el enfoque centrado en la persona permiten no solo cubrir necesidades básicas, sino también empoderar a las personas usuarias, reconociendo su autonomía y valorando sus decisiones.
En el Día Mundial del Trabajo Social, es fundamental reivindicar el papel esencial de estas profesionales, su impacto en la vida de muchas personas y la necesidad de seguir avanzando hacia un modelo más justo, inclusivo y equitativo para todas y todos.